EL DICTAMEN – PUBLICAR DOMINGO 17 / 12 / 06
LA LECCION DEL AGUA
«Los que abandonan nunca ganan y un ganador nunca abandona»
“El búho con paciencia continuó:
– Poseer verdadera fuerza es poseer capacidad de ceder, de cambiar de curso; en caso necesario, debes ser como el agua. Existen pocos elementos tan flexibles como ella. Suave y dócil, es tal su fuerza que prevalece por sobre la roca más dura o el acero más fuerte. El agua gira y modifica su rumbo, fluye alrededor de todo, por encima, por debajo, cambiando libremente de dirección.
No hay nada que el agua no pueda vencer y, a pesar de esto, su esencia es ceder, dejarse ir. El agua tiene el poder implacable de transformar y reestructurar todo lo que encuentra en su camino. Tú también, porque posees la capacidad de enfrentar obstáculos inesperados con tu corriente consciente y transformar así el peligro, los problemas y los desafíos en oportunidades, y la derrota en victoria”.
He aquí un bello fragmento del libro “Ping, una rana en busca de una nueva laguna”, en el que su autor, Stuart Avery Gold, escritor y asesor de empresas, relata las experiencias de Ping, guiada por su maestro, el búho sabio y que, al leerlo, me hizo pensar en esa rara cualidad que, tal como el agua que siempre busca el mar, algunas personas poseen: la conciencia del propio destino y la tenacidad suficiente para lograrlo,
Tenacidad…una palabra que, referida a los metales, resume las cualidades de flexibilidad, elasticidad, ductilidad, maleabilidad, y que, referida a los seres humanos, describe la característica de aquellas personas que no se detienen frente a los obstáculos, convirtiéndolos en desafíos y motivo de superación personal, adaptándose a las circunstancias y sosteniendo el esfuerzo sin perder de vista sus objetivos, sostenidos por sus valores. Una cualidad que, como ocurre con los metales, da cuenta de la capacidad de recuperar la forma primitiva, una vez que cesa la fuerza deformadora, y que no se identifica con la “dureza”, sino con la ausencia de fragilidad, ni con la “rigidez”, sino con la cohesión interna. Una condición que a nivel humano tiene que ver con la integración del pensar, el sentir y el hacer, los tres elementos que dan cuenta de la coherencia del ser humano y que no pueden estar ausentes a la hora del accionar efectivo y del éxito personal.
¿Es usted tenaz?…Tal vez le ayude a averiguarlo, si es que nunca antes se ha hecho la pregunta, con otro cuentito de ranas, que dice así:
«Dos ranitas cayeron en un tambor que contenía leche. Aunque eran buenas nadadoras, después de un tiempo empezaron a cansarse. Y cuando intentaron salir, descubrieron que estaban muy lejos del borde como para alcanzarlo de un salto.
Entonces una de las ranas se desesperó.
– No puedo más – jadeaba – no saldremos vivas de aquí.
– Resiste, resiste – le respondía la otra – Ya encontraremos una salida. No debes abandonar. Sigue nadando, busca mantenerte a flote.
Un rato más tarde una de ellas renunció a continuar esforzándose, y se hundió.
Su valiente compañera siguió nadando, con la energía que da la confianza en sí misma. Y tanto nadó y nadó, que la leche comenzó a cuajarse por el batido de sus patas hasta convertirse en manteca sólida. Y en ella pudo hacer pie para dar el salto que la sacó de la trampa.»
¿Es usted tenaz? Sin duda lo es, si en lugar de sentirse fracasado ante la imposibilidad de logar un objetivo, es capaz de contar el número de fracasos que le han impedido alcanzarlo para volver a intentarlo una vez más, como Abraham Lincoln, que finalmente logró la presidencia de la nación en el año 1860… ¡después de treinta años de reiterados fracasos en los negocios y numerosas derrotas en la misma carrera política que lo llevó hasta ahí!
¿Es usted tenaz? Lo será si considera que “fracaso” significa que aún no hemos logrado lo que queremos, pero que en el camino de lograrlo, hemos aprendido algo. Que no significa que hemos actuado mal, sino que no hicimos lo que hacía falta, pero estuvimos dispuestos a probar. Que no significa falta de capacidad, ni que somos inferiores, sino que no somos perfectos. Que no significa que debemos renunciar, sino perseverar y tener constancia en nuestros propósitos y volver a empezar. Porque como alguien dijo…»Cuando fracasas y te caes o te equivocas en algo, puedes desistir. Pero si te levantas una vez más de las que te caes y aprendes de tu error cada vez que te equivocas, el éxito te estará esperando… ¡porque el levantarte y volver a empezar será la posibilidad de tu propia elección!”
Lic. Clara Braghiroli
Coach Profesional
BUENOS AIRES – Argentina